lunes, 6 de diciembre de 2010

El siglo XIX (II)


La primera obra inglesa ilustrada con cromolitografías fue "Alhambra" de Owen Jones, cuyo primer volumen empezó a publicarse por entregas en 1836. Era un libro de gran tamaño que hubiera carecido de todo sentido sin las litografías e inauguró una serie de volúmenes descomunales en folio y en cuarto ilustrados con soberbias cromolitografías, ediciones que sentaron las bases del inagotable caudal de libros sobre arte que —ilustrados con fotografías en color— fluye actualmente de las imprentas offset del mundo.
La creciente demanda de material de lectura y la búsqueda de formas más baratas de imprimirlo produjo una merma gradual de la calidad a lo largo del siglo XIX, pero si nos detenemos en considerar el virtuosismo profesional del período no podremos por menos de sentir auténtico asombro. Alcanza su máxima espectacularidad en esas páginas in folio de enrevesada composición manual, en ilustraciones a color confeccionadas en diez, veinte o treinta etapas o en la plasticidad de las encuademaciones en tela, extraordinariamente decoradas (con recamados de pan de oro y colores realizados con bloques de madera o planchas de bronce grabadas a mano) en libros-regalo grandes y pequeños.
Una de las marcas tipográficas de Charles Whittingham, dibujada por Thomas Williams y grabada en madera por Mary Byfield
Century Schoolbook, tallada por Monorype a partir de la familia realizada por T. L. De Vinne para la Century Magazine (1895)
Muy pocas imprentas británicas mantuvieron un estándar tipográfico elevado durante el siglo XIX. De entre quienes sí lo hicieron la más notable fue la Chiswick Press, fundada en 1811 por Charles Whittingham (1767-1840) y continuada por su sobrino también llamado Charles Whittingham (1795-1876). Este último era un hombre de empresa cuya imprenta generaba una producción considerable, pero todo lo que imprimía tenía estilo y podía reconocerse al primer vistazo. A partir de 1828 mantuvo una dilatada y provechosa asociación con William Píckering (1796-1854) un editor con ideas innovadoras que, por ejemplo, fue el primero en encuadernar libros en tela. Los libros que Whittingham imprimió para Pickering van de los Diamond Classics a los volúmenes de poesía realizados con verdadera exquisitez tipográfica, pasando por la gran serie de Himnarios de 1844, las magníficamente ilustradas ediciones de Henry Shaw o volúmenes en folio como Noble Families, de Drummond (1846-1852,): todo ello se cuenta entre las mayores cumbres del libro inglés de todos los tiempos.
Detalle (reducido] de una portada dibujada sobre piedra y editada por Charles Knight en 1847-1851. No cabe duda que el castillo de Windsor al fondo (las modificaciones de Wyatvílle se completaron en i8z8) inspiró la exuberante mezcla de tipografía rústica y gótica, muestra de la libertad que la litografía aportó a los diseñadores: no hay limites para el punzón o el buril.
Era natural que William Morris se dirigiera a la Chiswick Press en busca de impresor antes de que creara su Kelmscott Press para editar a costa suya, sus dos primeros volúmenes de poesía: la Defence de Guinevere en 1858 y The Life and Death of Jasan en 1867. El primero es un encantador ejemplo del estilo de la Chiswick con iniciales ornamentales xilografiadas; el segundo, impreso ya tras el retiro de Charles Whittingham —la empresa tenía entonces «Whittingham & Wilkins» por razón social—, aunque todavía bien impreso evidencia ese pequeño descuido en los detalles que casi siempre se produce cuando desaparecen el ojo y la mano del maestro. La muerte de Whittingham (1876) no impidió que la firma continuara existiendo y en 1885 su gestión pasó a las competentes manos de Charles Jacobi que posteriormente se asoció con William Griggs (1831-1911), pionero de la fotolitografía y de la impresión colotípica en color: suyos son algunos de los mejores facsímiles en color que se han hecho jamás, en particular de manuscritos iluminados y encuademaciones. Aunque la Chiswick Press prosiguió su andadura unos cuantos años más, fue finalmente liquidada en 1962. Muchos de sus archivos los custodian ahora el Museo Británico y las Bibliotecas de Artes Gráficas de St Bride.
Marca de la Insel Veriag diseñada por Peter Behrens en 1899.
Marca de R. Piper diseñada por Emíl Pretorius.
La máxima figura de la impresión tipográfica estadounidense durante el siglo XIX fue Theodore Lowe De Vinne (1828-1914), creador de la célebre familia Century, que fue usada por vez primera en la Century Magazine de 1895. De Vinne escribió también The Practice of Typography, obra en cuatro volúmenes cuya publicación se inició con Plain Printing Types (1899), el primer estudio moderno sobre la materia. No cabe duda de que en los últimos años del siglo XIX, la calidad de materiales y trabajo declinaba velozmente y en muchas industrias, incluyendo las imprentas, pero si uno pretende reunir una colección de cosas verdaderamente malas producidas entre digamos 1880 y 1914, es sorprendente con cuánta mayor facilidad se encuentran trabajos de calidad. El Arte Workers Guild, fundado por Walter Grane y Lewis F. Day en 1884 y la Arts and Drafts Exhibition Society, fundada en 1888, eran intentos de mejorar la situación, tal como lo era la Kelmscott Press, fundada por William Morris y Emery Walker en 1891. Como en cierta ocasión escribí en otra parte: «Los libros Kelmscott, de estilo general uniforme, no representan cómo era el diseño de libros en la última década del XIX (aunque algunos creen que sí). Eran, en realidad, libros bastante inadecuados para leer... Si no son muestra de cómo era el diseño de libros en esa época ¿qué son?» Pues bien, son prueba de que los libros pueden ser objetos magníficos. Los libros Kelmscott son artefactos ricos y satisfactorios para mirar, manipular y recordar. Exhiben una persistente integridad que hoy significa mucho y que aún debió significar más en los años de su publicación. Gracias a ellos ocurrieron cosas.»

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