lunes, 6 de diciembre de 2010

historia de la tipografia

La historia de la tipografía es importante sobre todo por dos razones. La primera es el disfrute: hay un inacabable acervo de realizacipnes de artistas y de diseñadores del pasado esperando ser descubierto en libros, bibliotecas, museos y colecciones de toda índole diseminadas por el mundo. La segunda razón es la calidad. En música, en vinos, en dibujo o en tipografía términos como «bueno», «muy bueno» o «soberbio» no significan nada hasta que quien los utiliza no posee cierta experiencia de lo mejor que existe; por ejemplo, hasta que no ha escuchado a (digamos) Beethoven, paladeado un Mouton Rothschild, contemplado a Durero o admirado una impresión de Jenson, Whittingham o Bruce Rogers
El destino quizá me deparó esta flor
Que hoy contemplo arrobado
Pero río lo sabré si no aspiro el olor
De la carmínea rosa de Cartago
La comparación es la base de la valoración y el examen de las obras del pasado resulta esencial a la hora de establecer unos criterios personales. Representa además la inspiración que todo diseñador necesita absorber, asimilar y transmitir en sus creaciones propias. Los diseñadores tienen más tiempo para estudiar y asimilar otros materiales cuando son jóvenes y están aprendiendo que cuando han comenzado a trabajar; de los hallazgos de estos primeros años se nutrirán durante el resto de sus vidas.
Orígenes
La historia de la tipografía comienza con la invención de la escritura. El tipógrafo debe comprender lo que el alfabeto es y cómo difiere de otros sistemas de escritura (el chino o el japonés, por ejemplo). Aunque los orígenes de nuestro alfabeto son todavía confusos, se acepta hoy generalmente que fue inventado en algún rincón del Mediterráneo oriental, hace menos de dos mil años antes de Cristo. David Diringer señala que todos los alfabetos que se usan actualmente en el mundo derivan de éste y que «su inventor o inventores deben incluirse entre los grandes benefactores de la humanidad... sólo los semitas sirio-palestinos dieron al mundo un genio que creó una escritura alfabética de la que descienden todos los alfabetos presentes y pasados».
Tan pronto como apareció la escritura, el .hombre intentó hacerla hermosa. La tradición de los manuscritos iluminados, decorados e ilustrados tiene una enorme relevancia para los tipógrafos; eri la actualidad existen incontables publicaciones sobre el tema. Aunque las reproducciones de manuscritos antiguos suelen tener mejor aspecto que los originales y ciertamente resultan más accesibles que ellos, las exposiciones internacionales de manuscritos o grabados raros.
El modo de fabricar el papel, descubierto en China, se transmitió poco a poco de Oriente a Occidente a través de los árabes y el Norte de África; el primer molino de papel europeo, construido en España, data del año 1150 de nuestra era. La impresión con bloques de madera, que floreció en China, había alcanzado la categoría de arte en el siglo X d. de C. El «Sutra del Diamante» del Museo Británico, que data del 868 y que había sido considerado durante mucho tiempo el primer libro impreso, ha sido desplazado por un pergamino arrollado descubierto en Corea del Sur (en 1967) que se cree un siglo anterior al mencionado Sutra. De época posterior es la descripción de un sistema para imprimir con caracteres móviles confeccionados en arcilla cocida y sujetos por una forma de hierro, invención que el testimonio contemporáneo atribuye a Pi Sheng en China, entre 1041 y 1048. Los coreanos fundían caracteres metálicos e imprimían libros con ellos antes de 1400.
Pero como ni en China, ni en Japón, ni en Corea se usaban alfabetos, la invención de los tipos móviles no significó nada importante en estos países. En palabras de T. F. Cárter, «La escritura de las lenguas del Lejano Oriente emplea unos 40.000 símbolos distintos por lo que, hasta la llegada de los recientes sistemas industriales de impresión, los tipos móviles resultaban escasamente prácticos o económicos...
El descubrimiento de la impresión con bloques de madera fue por consiguiente la invención de la impresión en China». Difícilmente puede encontrarse en el arte europeo algo parangonable a la perfecta interrelación que, en las páginas de los libros japoneses o chinos, muestran la caligrafía xilográfica y el color impreso. ¿Se filtró hasta Europa el sistema chino de impresión con bloques de madera en forma de cosas tales como barajas, papel moneda, estampas o libros (o incluso su descripción) antes de que empezara a practicarse esta clase de impresión en ella? Se desconoce. No sabemos cuándo se inicia en Europa la composición con bloques de madera, pero probablemente empezó empleándose en la estampación textil desde el siglo VI por lo menos en adelante. Sí se sabe que las barajas impresas eran populares en la Francia de finales del siglo XIV; se mencionan, por ejemplo, en un decreto hecho público en París el año 1397 que prohibía a los obreros los juegos de cartas (también de pelota, bolos y dados) en días laborables; la producción de barajas impresas «debe haber sido una industria floreciente a finales del siglo XIV y comienzos del XV, sobre todo en.Ulm».
La impresión de textos y estampas en Europa con bloques de madera no condujo, sin embargo, a la invención de los tipos móviles, basada esencialmente en los conocimientos sobre los metales: corresponde de hecho a un orfebre de Maguncia llamado Johannes Gutenberg (1398-1468), que invirtió en ella diez o más años y grandes sumas de dinero.

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